“El mundo es tan pequeño que podrías tropezarte dos veces con la misma piedra.”
Una red de contactos unidos por la casualidad, gente de diferentes lenguas, culturas y religiones que solamente comparten una cosa: un día, en algún lugar del Planeta encontraron una piedra de cerámica y le dejaron seguir su camino permitiendo que el azulejo siga siendo el hilo de diferentes destinos.
La idea surgió hace 13 años, en un viaje solitario a la India. De vuelta en casa, Juan, que contaba con un taller de cerámica, decidió ir dejando piedras cada vez que viajaba. Lo que empezó como un bonito ritual en sus propios viajes, se ha convertido en una idea que encantó a sus amigos más trotamundos y a completos desconocidos y ahora mismo, mientras estás leyendo estas líneas, cientos de azulejos viajeros están traspasando las fronteras, las geográficas y las de la imaginación.
Porque es todo un reto imaginarse el sitio más idóneo para dejar un tesoro tan inesperado. Cuando Pablo Pascual, el director de Sociedad Geográfica de las Indias encontró la piedra en lo alto de la Roca de León en Sri Lanka, enseguida supo que iba a ser muy difícil superar esta increíble localización. El azulejo se posaba en una de las patas de león que aguarda las escaleras del último tramo de la subida a Sigiriya. La misteriosa frase “where did you find it” (“dónde lo encontraste”) llevaba a una página de Facebook donde Juan explicaba la iniciativa. Y allí, desde lo alto de la montaña que durante siglos servía de refugio a los monjes ceilandeses, Pablo pensó en el país más bajo del mundo: las Islas Maldivas.
Tras el viaje de prospección en Sri Lanka, visitamos nuestro resort de referencia en Maldivas: Baros. ¿Pero dónde dejar la piedra? Sus playas de arena blanca, su icónico restaurante Lighthouse, una de las water pool villas o incluso el coral en el que se asienta el resort… las posibilidades son infinitas y por eso decidimos que iban a ser nuestros viajeros quiénes deberían ser los siguientes portadores del azulejo más viajero de todas las piedras. A Miguel, José Antonio y Carlos les hemos diseñado un combinado India Maldivas y compartir con ellos una historia tan bonita nos hacía mucha ilusión…
Llevar el azulejo a Baros ha sido una experiencia «para contar». La experiencia en sí es muy simple. Llevas una piedra pequeñita en tu maleta y la dejas en el lugar que quieras. Pero supone algo más que eso porque sientes que formas parte de una cadena que se extiende por todo el mundo. Y porqué ahora miras las cosas con más detenimiento, ya que estás deseando, a ver si por casualidad, vuelves a encontrar otro azulejo en cualquier otra parte, aunque sea en la puerta del supermercado.
La dejamos en una playa de la isla de Baros, en Maldivas y creemos que la piedra va ahora camino de México. El que aparece en la foto es mi hijo Carlos.
(Miguel Navarro Martín, portador del Azulejo Viajero)
Hoy en día, hay más de 600 piedras a lo largo y ancho del mundo. Las han encontrado desde un pescador en Komodo, unos canadienses en Guatemala, un brasileño en Indonesia, un madrileño en Sri Lanka, unos mexicanos en Islas Maldivas…
¿Y cómo cerrar el círculo? Viajando. El sueño de Juan es saber de que algún portador del azulejo se tropiece con la misma piedra…eso sí, en un sitio totalmente inesperado.
Qué interesante , a partir de ahora cuando viaje iré con los ojos más abiertos si cabe. y puede que me encuentre alguno de esos azulejos viajeros . Siempre me traigo alguna piedra de donde viajo…